AQUÍ NADIE SE RINDE
El Mundial de los porteros. Hoy Howard. El Mundial de las
prórrogas. Hoy, otro partido de 120 minutos. Y entre medias, una tónica que se
viene dando durante el período de eliminatorias de Brasil 2014. Los equipos
compiten, no se guardan nada. Encuentras sus filones, sus posibilidades, sus
armas. Al final, los primeros de cada grupo, sufriendo mucho y más aún, son los
que pueblan los cuartos de final. Los favoritos. Esta noche en Salvador de
Bahia se volvió a dar este guión.
Se llegó al medio tiempo con envites por parte de ambos
equipos. El dominio era difuso y alternativo, con idas y venidas con las que
Bélgica se sentía más cómoda pero, al no transformar sus oportunidades, dejó
crecer a los estadounidenses, equipo competitivo como pocos. Pese a no tener
oportunidades claras, sí inquietaron a una selección belga que parece algo
inocente aún.
Salieron los belgas como los viriles jóvenes que son. Cual
universitario en celo, quieren hacerse con todo lo que se les ponga delante. Se
atisbó en el primer minuto. Un pase en profundidad a Origi propició, previo
control orientado del potente delantero, la primera oportunidad del partido
cuando apenas habían dejado de sonar los himnos en los altavoces. Howard evitó
el tempranero gol.
Se hicieron con el control del partido, pero los pupilos de
Klinsmann querían ese control. Y, Bélgica, que se maneja mejor viviendo del
error ajeno, no dudó en dar ese pasito atrás. No deja de resultar sorprendente
lo bien que se asocia un equipo de jugadores evidentemente menos dotados que la
mayoría de este Mundial, pero que tiene unos conceptos lógicos aplastantes. Si
el lateral, Beasley, es el más bajito, será el que no defienda en los córners,
perpetrado en el centro del campo para lanzar las contras. Si se lesiona el
sobresaliente lateral Johnson, Yedlin saldrá a interpretar el juego de la misma
manera. Largas carreras para recibir balones largos, sabiendo que Vertonghen
sufre en espacio abierto.
Pero, como decimos, no son un equipo que sobresalga en lo
técnico, y cada error suponía conducciones y carreras largas de gente como De
Bruyne, Mertens y, sobre todo, Hazard, que provocaba pánico cada vez que
recorría 10 metros con el balón. De todas formas, ni Estados Unidos con el
balón ni Bélgica agazapado y corriendo consiguieron adelantarse, siendo las
oportunidades más “UYS” de la grada que otra cosa.
Con todo, algo cambió al empezar la segunda parte. Puede que
Wilmots convenciera a sus jóvenes valores que si querían pasar a la siguiente
ronda, conseguir lo que anhelaban, había que avasallar, triturar, pasar por
encima a la bien engrasada máquina ‘yankee’. Y así fue. Los belgas empezaban a llegar por doquier,
por velocidad, con control del balón, en conducción o con centros lejanos. De
Bruyne dirigía y mandaba, por encima incluso de Hazard, y Vertonghen remedió
sufrir las subidas de Yedlin martirizándolo con las suyas, en un despliegue
físico y técnico maravilloso. Más aún para un jugador que acostumbra a jugar en
su club como central.
Estados Unidos resistía de milagro. Howard se convirtió en
un muro infranqueable, que achicaba como podía el aluvión belga. Hasta 13
atajadas del veterano. Unas abajo y rasas, otras a media altura, en uno contra
uno y en remates de primeras. Lo dicho, un muro. El resto de su equipo sufría
el aplastamiento de ‘los diablos rojos’. Pese a ello, tuvo su única ocasión
clara del segundo tiempo en las botas de Wondolowski, cuando el tiempo
reglamentario llegaba a su fin. Puede que Courtois le intimidara con su
presencia, puede que le privara de la luz con su altura, porque pareció que el
estadounidense desistió de marcar al ver al larguirucho meta, marrando una
ocasión inmejorable de pasar a cuartos. Porque claro, en la prórroga, entró
Lukaku.
Siendo Howard un muro, Lukaku fue un ariete, encargado de
derribarlo para que todos sus compañeros pasaran. Herido en su orgullo al ver
que Origi le adelantaba en la titularidad, entró dispuesto a demostrar lo que
vale. Lo logró, y de qué manera. Apenas había pisado el césped cuando le pusó el cuerpo a Besler, que salió
disparado como si hubiera chocado contra un árbol. Se adentró en el área y
asistió a De Bruyne que, tras hacerse hueco en el área, cruzó lejos del alcanze
de Howard. Cada vez que recibió Lukaku,
causó pánico. Cada conducción era un encierro de San Fermín. Los defensas nada
podían hacer para pararlo y, en una contra fulminante, De Bruyne le devolvió la
asistencia, remachando Lukaku con fuerza y decisión, asegurando el pase a
Bélgica a cuartos y su titularidad.
¿Asegurando? Para nada. Estados Unidos mantuvo a todo el
país belga con el susto en el cuerpo. Al empezar el segundo tiempo de la
prórroga, Bradley, superlativo, envió un gran pase al recién ingresado Green,
que sin dejarla botar envió el balón al fondo de las mallas. Y los
norteamericanos siguieron intentándolo. Jones casi marca tras un rechace dentro
del área y Wondolowski la tuvo delante
de Courtois tras una jugada de estrategia perfectamente ejecutada. Las
ocasiones se fueron al limbo, y la selección de Estados Unidos se va para casa.
Se va, eso sí, con un proyecto entusiasta en manos de Jürgen
Klinsmann. Jugadores como Bradley, Jones, Yedlin, Besler, Dempsey... demuestran
el buen rumbo que lleva el ‘soccer’ en el país norteamericano. Mientras los
mejores atletas sigan prefiriendo el fútbol americano o el baloncesto, podemos
estar tranquilos. El día que se pongan, echémonos a temblar. Un LeBron James
jugando desde niño a fútbol sería, simplemente, imparable.
Pasó Bélgica a cuartos con algunas dudas y otras
afirmaciones. Hazard debería dejar de buscar el gol de su vida en cada jugada,
pues le llegará más fácil si no lo ansía. Y Fellaini es un rematador, pero
resulta un auténtico tapón para el propio equipo cuando este trata de elaborar.
No me extrañaría ver a Dembele en su puesto para el cruce ante Argentina,
siendo e peludo centrocampista ‘red’ un recurso alternativo. Las certezas son
Vertonghen, descomunal jugador, un filón en la izquierda, De Bruyne,
canalizador absoluto del juego belga y Lukaku, que motivado y centrado es un
delantero como pocos hay. Ante Argentina les vale más buscar el control del
balón y avasallar a la trémula defensa de Sabella que especular con el control
del partido. La principal razón lleva el 10 y se llama Lionel.
Escrito por @remiggius
Seguidnos en @pasionporfutbl
No hay comentarios:
Publicar un comentario