miércoles, 25 de junio de 2014

Crónica Japón-Colombia

LLOVIÓ CAFE EN EL CAMPO



Colombia completó el pleno de victorias en esta fase inicial. Y que forma de hacerlo. En un Mundial en que los países americanos están respondiendo sobremanera el conjunto de Pékerman está destacando más aún, pues su nivel futbolístico ha parecido estar por encima que el resto de los de su continente. Su rival de ayer, Japón, aguantó únicamente la primera parte del encuentro. Es decir, el tiempo que James Rodríguez no estaba sobre el verde.





Los cafeteros saltaron al campo con algunos cambios nada sorprendentes, por anunciados y por tener la clasificación a octavos en el bolsillo. Los suplentes colombianos salieron algo relajados, hecho que Japón aprovechó para hacerse casi con el monopolio de la pelota. Honda encontraba a Kagawa con asiduidad, y entre los dos a Okubo, que perdonó las ocasiones de las que dispuso. Como contra Grecia, los nipones adolecieron de gol.

En estas estaba Japón cuando Colombia pilló una contra. El balón llegó a Ramos que pisó el área, recortó y fue derribado por Konno. El penalti, claro como el agua, fue transformado por Cuadrado con disparo fuerte y centrado. Al tran-tran, Colombia se imponía a una Japón tan indolente como siempre había sido. Jackson tuvo el segundo gol después de una gran acción de Adrián Ramos, pero su disparo salío cruzado en demasía. La locomotora cafetera empezaba a arrancar con toda su fuerza.

Soñó Japón con un gol de los llamados psicológicos al borde del descanso. Okazaki remachó a la red un preciso envío de Honda.  Grecia ganaba al descanso, así que a los ‘samuráis’ solo les hacía falta otro gol para clasificarse para octavos de final. Muy poco para algunos, pero demasiado para Japón.

El recital colombiano llegó en la segunda mitad. Tan pronto ingresó James Rodríguez, llegó el desborde y el último pase cafetero en tres cuartos. Colombia jugó al ritmo que marcó el mediapunta del Monaco, indetectable para el aparato defensivo de Japón. En dos ocasiones dejó a Jackson Martínez, excompañero suyo en el Oporto, frente a Kawashima. Y en ambas sentenció el ariete cafetero a Japón, con dos goles que sirven para reivindicarse como delantero titular colombiano.

El partido tenía un dueño, Colombia. Y al volante de Colombia, el 10, James, puso el colofón al partido de ayer y a una fase de grupos soñada por todo un país. Burló con habilidad a cuantos salieron a su paso, redondeando su jugada con una sutil vaselina que puso en pie al Arena Pantanal.

Japón evidenció una vez más lo que es. Una potencia asiática a la que cuesta un mundo dar el salto al panorama internacional. La indolencia se paga cara, y más aún en Mundial como este, en que los choques son de alto voltaje y nadie se guarda nada. Los nipones pecan de orden por exceso, pues el fútbol es también caos y anarquía. De ordenados que son, se vuelven previsibles.

Tendremos pues un choque de gran tensión y rivalidad el sábado en la ronda de octavos de final. Colombia, que ha maravillado al planeta en estos tres partidos, se enfrentará a Uruguay en un duelo sudamericano (otro más) por una plaza en la siguiente ronda. A este nivel, Colombia puede que parta como favorito. Pero ya se sabe, Uruguay en los Mundiales es temible siempre. En Brasil lo saben. Y lo temen…


Alejandro Gómez
@remiggius

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