LLOVIÓ CAFE EN EL CAMPO
Colombia completó el pleno de victorias en esta fase inicial. Y que forma de hacerlo. En un Mundial en que los países americanos están respondiendo sobremanera el conjunto de Pékerman está destacando más aún, pues su nivel futbolístico ha parecido estar por encima que el resto de los de su continente. Su rival de ayer, Japón, aguantó únicamente la primera parte del encuentro. Es decir, el tiempo que James Rodríguez no estaba sobre el verde.
Los cafeteros saltaron al campo con algunos cambios nada
sorprendentes, por anunciados y por tener la clasificación a octavos en el
bolsillo. Los suplentes colombianos salieron algo relajados, hecho que Japón
aprovechó para hacerse casi con el monopolio de la pelota. Honda encontraba a
Kagawa con asiduidad, y entre los dos a Okubo, que perdonó las ocasiones de las
que dispuso. Como contra Grecia, los nipones adolecieron de gol.
En estas estaba Japón cuando Colombia pilló una contra. El
balón llegó a Ramos que pisó el área, recortó y fue derribado por Konno. El
penalti, claro como el agua, fue transformado por Cuadrado con disparo fuerte y
centrado. Al tran-tran, Colombia se imponía a una Japón tan indolente como
siempre había sido. Jackson tuvo el segundo gol después de una gran acción de
Adrián Ramos, pero su disparo salío cruzado en demasía. La locomotora cafetera
empezaba a arrancar con toda su fuerza.
Soñó Japón con un gol de los llamados psicológicos al borde
del descanso. Okazaki remachó a la red un preciso envío de Honda. Grecia ganaba al descanso, así que a los ‘samuráis’
solo les hacía falta otro gol para clasificarse para octavos de final. Muy poco
para algunos, pero demasiado para Japón.
El recital colombiano llegó en la segunda mitad. Tan pronto
ingresó James Rodríguez, llegó el desborde y el último pase cafetero en tres
cuartos. Colombia jugó al ritmo que marcó el mediapunta del Monaco,
indetectable para el aparato defensivo de Japón. En dos ocasiones dejó a
Jackson Martínez, excompañero suyo en el Oporto, frente a Kawashima. Y en ambas
sentenció el ariete cafetero a Japón, con dos goles que sirven para
reivindicarse como delantero titular colombiano.
El partido tenía un dueño, Colombia. Y al volante de
Colombia, el 10, James, puso el colofón al partido de ayer y a una fase de
grupos soñada por todo un país. Burló con habilidad a cuantos salieron a su
paso, redondeando su jugada con una sutil vaselina que puso en pie al Arena
Pantanal.
Japón evidenció una vez más lo que es. Una potencia asiática
a la que cuesta un mundo dar el salto al panorama internacional. La indolencia
se paga cara, y más aún en Mundial como este, en que los choques son de alto voltaje
y nadie se guarda nada. Los nipones pecan de orden por exceso, pues el fútbol
es también caos y anarquía. De ordenados que son, se vuelven previsibles.
Tendremos pues un choque de gran tensión y rivalidad el
sábado en la ronda de octavos de final. Colombia, que ha maravillado al planeta
en estos tres partidos, se enfrentará a Uruguay en un duelo sudamericano (otro
más) por una plaza en la siguiente ronda. A este nivel, Colombia puede que
parta como favorito. Pero ya se sabe, Uruguay en los Mundiales es temible
siempre. En Brasil lo saben. Y lo temen…
Alejandro Gómez
@remiggius
No hay comentarios:
Publicar un comentario